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23 de Abril de 2025
ANDERSON MALDONADO: “LA VUELTA LA GANÉ CADA DÍA DE MI CARRERA”
Por Andrés Cottini
Foto: Federación Ciclista Uruguaya
 
El ciclismo es un deporte sacrificado donde soportar y superar momentos complejos parece ser una forma de vida, para lograr que la bicicleta en algún momento te recompense por esa resiliencia.   
 
La historia de Anderson Maldonado, reciente ganador de la Vuelta Ciclista del Uruguay en su 80ª edición, es un gran ejemplo de esto, con la particularidad de que supo sobrepasar momentos durísimos de adversidad gracias a la convicción del amor a un deporte que pudo ser su condena y se transformó en su salvación.
 
Maldonado comenzó una relación con la bicicleta desde muy niño, casi como un mandato familiar, ya que su padre, abuelo y hermano mayor, Ignacio, fueron fuente de inspiración en un deporte que se respiraba en el ámbito familiar. 
 
“De gurises nos metimos en el mundo de la bicicleta, con carreras en el barrio, acompañando a los mayores y fuimos dando pasos ciertos hacia el futuro”, dijo el nacido en Treinta y Tres. 
 
“Primero fue todo por hobby, diversión, pasarla bien, la ‘chiva’ era una amiga más”, reconoció, hasta que en un momento, ya entrado en la adolescencia, se dio cuenta que había que cambiar: “No tenía ni idea de cómo entrenar y el sacrificio que debía hacer para lograr cosas. Tenía que mejorar”, dijo. 
 
Allí fue que tomó la decisión de trabajar “como un profesional” y contó que mientras sus amigos estaban en “el baile” o “divirtiéndose”, él en cambio se preocupaba por “alimentación, descanso, entrenamientos, todo lo que me hiciera seguir creciendo”. 
Así llegó a la Vuelta Ciclista de la Juventud, donde comenzó a mostrar su talento al público grande y además llegó Edisa López a su vida, su pareja desde los 17 años. 
“Ella fue un paso más para ser mejor profesional, además de sumar una nueva arista al apoyo familiar, porque sin eso, no se logra nada”.
 
La oscuridad
 
Su primer año en la categoría élite llegó de la mano del Club Ciclista Amanecer: “(Fue el club) que confió en mí para correr las grandes, y después pasaron instituciones como San Antonio Florida, Treinta y Tres, y Alas Rojas, entre otras”. También Náutico de Boca del Cufré, casaca con la que ganó la Vuelta el domingo 20 de abril de 2025. 
 
Pero entre esos cambios de equipo, Maldonado, que había destacado en el Tour de San Luis defendiendo a Uruguay, comenzó a realizar una carrera internacional en España, donde apostaron a él y su talento.
 
Después de un 2016 venturoso, el 2017 lo encontró defendiendo al Team Kuota Construcciones Paulino y en la Clásica Xavi Tondo se cayó en competencia: “bajando un repecho”.
 
En soledad, porque así era la temporada europea para un ciclista uruguayo, fue ingresado al CTI para que luego le diagnosticaran una doble fractura cervical.  
El uruguayo recordó ese momento con un dejo de emoción y rebeldía: “Estuve una semana sin caminar y los médicos no sabían si iba a volver a hacerlo. Estaba en España, lejos de todo, fueron momentos muy difíciles”. 
 
“La bicicleta la veía lejísimos, los profesionales me decían que iba a ser complejo que volviera a competir, que no me haga ilusiones”, siguió rememorando. “Se me vino todo al piso. De a poco y a fuerza de convencimiento empecé a evolucionar y a los 20 días empecé a caminar. Me ayudaban para todo, hasta a comer porque no podía sostener la cabeza en el lugar, tenía que usar un collarín constantemente, no podía ni estar 30 segundo sentado, por el dolor”, aseguró.  
 
“Fue un proceso largo, de horas llorando y pensando cómo revertir la situación. Y lo pude hacer. Sabía que ya no iba a llegar a las grandes europeas porque esa lesión me cortó la carrera, pero quería ganar una de las tradicionales de Uruguay y dejar mi nombre para siempre en la historia del ciclismo nacional”. 
 
“Con esfuerzo, mentalidad y dedicación me pude recuperar. Me tomó mucho tiempo regresar al nivel que tenía, pero lo conseguí y todo eso me hizo más fuerte”, señaló.
 
El brillo total
 
El 2025 se transformó en un año inolvidable para la familia Maldonado. Primero con Ignacio, que se consagró campeón en Rutas de América, y luego fue el turno de Anderson, que se quedó con una Vuelta Ciclista muy exigente, donde los extranjeros llegaron para ser protagonistas. 
 
“Estaba convencido”, mencionó el ciclista, que comentó: “Me tocó asumir el rol de líder en el equipo tras un pinchazo de Agustín Alonso que lo retrasó, y todos trabajamos unidos en pos del objetivo. En la penúltima etapa salió todo redondito, tal cual lo planificado [llegó fugado junto a Alonso para ponerse la malla oro] pusimos lo que teníamos que poner y pasamos al frente”.
 
“Siempre dije que después de alcanzar a ser líder, es muy difícil que no ganara la carrera, ya que si no me pasaba ningún percance, por piernas no iba perder nada”, confesó el pedalista, que más tarde rememoró la llegada y consagración: “Lo primero se me vino a la cabeza fueron los momentos difíciles que pasé”.
 
Por si no fuera poco lo que le tocó vivir en España, cuatro semanas antes de esta Vuelta, en la segunda etapa de Rutas de América, se fracturó la clavícula y debió recuperarse y prepararse con muy poco tiempo.
 
Recordando ese mes, volvió a destacar la figura de Edisa, su pareja, quien además es profesora de educación física: “Ha pasado por todo y quizás ha sufrido hasta más que yo. No es fácil ser pareja de un ciclista y una enorme parte de este logro es de ella. Cuando me fracturé en Rutas, fue la que me impulsó a entrenar zona media y piernas sin hacer bicicleta para ir ganando tiempo. Sin ella, capaz no hubiese largado”.  
 
“No caigo todavía”, dijo después de obtener la clasificación general individual en la Vuelta Ciclista del Uruguay:  “Es un sueño de niño. Siempre traté de hacer las cosas lo mejor posible, nunca tuvimos una pelea con nadie, respetamos y nos respetan en el pelotón”.
 
“No gané la Vuelta el pasado domingo, lo hice desde el inicio de mi carrera y cada día de ella”, cerró con convicción.